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BOLIVIA Y SUS MITOS
Bolivia es un pa铆s andino lleno de historia, folclore y creencias de todo tipo
Su cultura es fruto de la combinaci贸n de la de los pueblos prehisp谩nicos con las creencias cat贸licas de los
espa帽oles que conquistaron la regi贸n all谩 por el siglo XVI.
Son muchas las leyendas bolivianas tanto de base ind铆gena como m谩s modernas. Tenemos historias que nos hablan de los dioses prehisp谩nicos, de la lucha entre el bien y el mal, cristianos contra el demonio y el origen de la tan conocida coca boliviana. Descubramos varias de estas interesantes leyendas bolivianas, que expresan las ideas, creencias y valores de la sociedad de este pa铆s.
Leyendas bolivianas para conocer la cultura y el folclore del pa铆s
Bolivia es fruto de la mezcla entre las culturas prehisp谩nicas y las aportaciones de los conquistadores espa帽oles. En este pa铆s podemos encontrar todo tipo de grupos 茅tnicos como quechuas, chiquitanos, guaran铆es y aymaras, adem谩s de los criollos descendientes de los conquistadores del siglo XVI, motivo por el cual el nombre oficial de este pa铆s es el de Estado Plurinacional de Bolivia. No hay una 煤nica realidad nacional en el pa铆s andino, sino que cada persona de cada cultura tiene su propia visi贸n de cu谩l es su pa铆s.
Esta diversidad cultural se manifiesta en su rico folclore, que est谩 muy lejos de poder ser considerado como monol铆tico y homog茅neo. Cada regi贸n, ciudad y grupo 茅tnico que habita este precioso pa铆s tiene sus creencias, leyendas e historias contadas de generaci贸n en generaci贸n que conforman su cosmovisi贸n. Tambi茅n hay historias m谩s modernas, ocurridas durante el siglo XX y XXI, que hablan de fantasmas en hospitales y espectros de ultratumba.
1. Chiru Chiru
Muchos bolivianos cuentan la historia del Chiru Chiru, un personaje de la cultura del pa铆s
andino que comparte elementos con el Robin Hood ingl茅s, puesto que es conocido por
robar a los ricos para d谩rselo a los pobres, aunque esta leyenda tiene un final m谩s bien
amargo.
Cuentan las gentes de Bolivia que un d铆a, un minero encontr贸 a Chiru Chiru robando y lo
mal hiri贸 antes de que lograra escapar. Nuestro personaje busc贸 refugi贸 luego del ataque,
con tan mala suerte de que esa ser铆a su 煤ltima fechor铆a puesto que, y de acuerdo con esta
breve historia, el cad谩ver del pobre Chiru Chiru fue encontrado junto a una imagen de la
Virgen en el interior de una cueva.
Desde entonces, esa cueva que fue el 煤ltimo lugar donde estuvo nuestro Robin Hood andino
se convirti贸 en un lugar de culto, s铆mbolo de quienes donan lo que ganan a aquellos que m谩s necesitan.
2. El T铆o
La explotaci贸n minera en Bolivia tiene una larga historia. Iniciada en tiempos de la colonia espa帽ola, este tipo de actividad ha supuesto muchos beneficios tanto para la antigua metr贸polis como para la actual rep煤blica andina.
Sin embargo, tambi茅n es cierto que ha supuesto miles de muertes, incluso hay quienes hablan de millones. Bajar a la mina es una actividad peligrosa, y quienes lo hacen rinden tributo a un poder sobrenatural colocando en su honor figurines rodeados por cervezas, cigarros e, incluso, animales sacrificados a quien tutela la vida de los mineros cuando se encuentran en sus dominios.
En la regi贸n del Potos铆 todos los mineros conocen la leyenda de “El T铆o”, aquel que dicen que los cuida cuando se encuentran bajo tierra. El mundo subterr谩neo es el dominio de El T铆o, que no es m谩s que un eufemismo para referirse al Diablo. Quienes creen en esta leyenda consideran que el dominio de Dios no alcanza bajo tierra y, por eso, los mineros se entregan a la tutela del Diablo cuando est谩n ah铆 abajo.
Adorando a El T铆o, los hombres y, tristemente tambi茅n, los ni帽os que a d铆a de hoy son explotados en las minas de Bolivia tienen la esperanza de recibir protecci贸n. Mientras El T铆o est茅 contento, podr谩n regresar a casa.
3. El Jichi
Los pueblos chiquitano, mojo y chan茅 creen en un genio guardi谩n que puede adoptar varias formas seg煤n quien lo cuenta. Unos dicen que es un sapo, otros que es un tigre, aunque la manifestaci贸n m谩s com煤n en la que aparece este ser mitol贸gico es en forma de serpiente. Su nombre: el Jichi.
En su forma reptil el Jichi tiene apariencia de medio culebra y medio saurio, con cuerpo delgado, oblongo y chato y color hialino, tan transparente que se confunde con las aguas donde vive. Su cola es larga, estrecha y flexible que ayuda los 谩giles movimientos de sus cortas y regordetas extremidades, terminadas en unas simples u帽as unidas por membranas.
El Jichi es un esp铆ritu que resguarda las aguas de la vida y, por ello, le gusta esconderse en r铆os, lagos y pozos, todo lugar en donde se pueda beber una rica y fresca agua. El agua es un recurso que siempre debe ser protegido y bien gestionado, un elemento fundamental para la vida que, cuando es malgastado, pone de muy mal humor al Jichi que huir谩 de aquellos que hagan un mal uso del agua. Al irse, el agua tambi茅n se va con 茅l y deja atr谩s una fulminante sequ铆a.
Los tres pueblos se aseguran siempre de rendirle el adecuado tributo al Jichi, sabiendo lo que pasa si no lo tienen contento. No hay que estropear su medio arrancando las plantas acu谩ticas que decoran su morada, ni apartar los gran铆culos de pochi que cubren su superficie. Molestar a este guardi谩n del agua es jugarse los cultivos, la pesca y la supervivencia de los pueblos.
4. Lluvia y sequ铆a
Una de las leyendas m谩s antiguas de los pueblos ind铆genas de Bolivia es la que cuenta que Pachamama, la Madre Tierra, y el dios Huayra Tata, el dios del viento, eran pareja. Huayra Tata viv铆a en el tope de los cerros y los abismos y, cada cierto tiempo, bajaba y vaciaba el lago Titicaca para fecundar a Pachamama, dejando luego caer el agua haciendo llover.
Este dios a veces se quedaba dormido en el lago, lo cual hac铆a que las aguas se turbaran. A pesar de ello, siempre regresaba a las cumbres, que era su morada de residencia habitual y, cuando lo deseaba, volv铆a a visitar el lago para poder volver a intimar con su pareja. Esta es la historia que cuentan los grupos de Bolivia para explicar el por qu茅 de las precipitaciones, la riqueza ecol贸gica de su tierra y los ciclos del agua.
5. Origen del ma铆z
Hace mucho tiempo, el dios 脩and煤 Tampa paseaba por los Andes cubiertos de verde cuando se encontr贸 a unos mellizos jugando solos en el monte, cuyos nombres eran Guaray (Sol) y Yasi (Luna).
El dios, al verlos tan joviales y llenos de vida, consider贸 que ser铆an una muy buena compa帽铆a para su padre, el dios 脩anderu Tampa, as铆 que antes de que los chiquillos se percataran de su presencia 脩and煤 los atrap贸 y se fue volando para entreg谩rselos a su padre.
La madre de los chiquillos escuch贸 c贸mo sus hijos gritaban desesperados mientras el dios sin escr煤pulos lo raptaba. No logr贸 detenerlo y solo le dio tiempo para tomar a sus hijos de los pulgares del pie, que se quedaron en sus manos mientras el dios 脩and煤 segu铆a sin detenerse en su camino para darle la ofrenda a 脩anderu Tampa.
Pasado un tiempo, el dios padre habl贸 con la madre de Guaray y Yasi en sue帽os. A trav茅s de ellos le dijo que sus hijos estaban bien, y le orden贸 que sembrara los pulgares de sus hijos. La mujer obedeci贸 a la divinidad y, tras un largo per铆odo de sol y lluvia, de los pulgares plantados empezaron a brotar unas plantas con forma de lanza que dieron frutos llenos de granos de todo tipo de colores: amarillos, blancos, morados, negros…脩anderu Tampa hab铆a obsequiado a la madre con la planta de ma铆z en compensaci贸n por haber perdido a sus hijos.
6. El guajoj贸
脡rase una vez una joven ind铆gena, tan bella como graciosa, hija de un poderoso cacique de una tribu que viv铆a en un claro de la selva. La chica, que no pasaba nunca desadvertida, era amada por un guaje de la misma tribu, amor al que ella tambi茅n correspond铆a. El joven era apuesto, valiente, un guerrero pero, tambi茅n, un chiquillo de muy tierno coraz贸n.
Al conocer que su hija amaba y era amada por un chaval que 茅l no cre铆a merecedor de su progenie, el viejo cacique, que tambi茅n era un poderoso hechicero, decidi贸 acabar con el amor entre los j贸venes del modo m谩s f谩cil y eficaz. Un d铆a llam贸 al amante de su hija y, por medio de sus artes m谩gicas, lo llev贸 a lo m谩s espeso del bosque en donde acab贸 con su vida sin miramiento alguno.
A medida que pasaba el tiempo la joven empez贸 a sospechar del odio de su padre hacia su novio y, harta ya de su ausencia, decidi贸 ir en la b煤squeda del hombre que amaba adentr谩ndose en las profundidades de la selva. All铆 descubri贸 los restos de su amante y, llena de dolor, volvi贸 a su casa para increpar a su padre, amenaz谩ndolo de que iba a contar a todos el vil asesinato que hab铆a perpetrado.
El viejo hechicero, cobarde, decidi贸 acallar a su propia hija transform谩ndole al instante en un ave nocturna para que no pudiera contar el crimen. Pero aunque consigui贸 que su hija pasara de humana a animal emplumado, no consigui贸 hacer desaparecer su voz y, convertida ahora en p谩jaro, la joven emit铆a con profunda tristeza el lamento por la muerte de su amado.
Desde entonces, cuando uno se adentra en la selva de Bolivia, puede escuchar un llanto triste y d茅bil, capaz de enloquecer a algunos hombres. Es el guajoj贸, el ave que una vez fue una bella joven enamorada.
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